Published marzo 29, 2017 by

Desahucio exprés


Al entrar en el autobús, se creyó dueño del tiempo. Tomó asiento, como siempre, con el deseo de regresar a casa cuanto antes. Durante el trayecto, navegó por mares de redes sociales con la cápsula atemporal de su teléfono. Transcurrieron apenas unos segundos en su cabeza, que en realidad fueron veinte minutos. Al mirar por el cristal se alertó de que llegaba su parada.

A la vuelta, navegaba sin descanso desperdiciando su tiempo mientras caminaba, crédulo de su omnisciencia, creyéndose propietario de esa morada. La cosa le costó cara: los minutos perdidos desahucian a su propietario y pertenecen a quien los encuentra. Escapó el último bus con los minutos malgastados acomodados en sus asientos en busca de propietario. Aquello le hizo sentirse desahuciado...







© Daniel Moscugat, 2017.
® Texto protegido por la propiedad intelectual. 
    email this