Published abril 12, 2017 by

Siembra la noche...

Durante los años que trabajé y viví intensamente la noche (1994-1998) en bares de copas, pubs, como DJ y en última instancia en uno de los bares de copas donde comencé, pude observar de cerca cómo el comportamiento intrínseco del ser humano se transformaba, mudando la piel del día para configurar su metamorfosis en una segunda piel, con variables e indescifrables ausencias de guión que te hacían estar en alerta constantemente. Conocí innumerables individuos que durante el día parecían ser de un modo y durante la noche sacaban su verdadero yo y resultaban ser del modo que eran en realidad. Creo firmemente que durante el día todos desarrollamos nuestras virtudes y defectos bajo un guión preestablecido y es la llegada de la noche la que da rienda suelta a la improvisación; queda a un lado el guión que marca la pauta diaria y todo surge de ese ser que llevamos dentro; señal inequívoca de que vive en nosotros un Mr. Hide que brota bajo la nocturnidad y alevosía que emerge cual vampiro de la ausencia de sol y no necesariamente se aboga por el mal, sino por ese 'yo' que intrínsecamente atamos en corto. La noche siembra en todos los voluntarios que se prestan a esa improvisación y surgen todos esos comportamientos sin complejos y sin guión, a rienda suelta a la imaginación, desmelenados sin complejos. Este es un poema que data del año 1997 y que terminé a finales de 1998, poco después de abandonar la noche ante el riesgo de perecer consumido por sus abrasadores tentáculos, y bajo la ausencia de guión.




SIEMBRA LA NOCHE…


Siembra la noche vacíos tumultuosos
extrañas tormentas de lágrimas
lúgubres sonrisas de tramposos
paradigmas del deseo impreciso
arquitectura de las sombras
vacuas inocencias demoledoras
celebérrimos abandonos de peregrinos
breves distancias inacabables
cansancio apagado de los gritos
tumulto del ensordecedor susurro
maldades inherentes
galerías anónimas del porvenir
vasos llenos de desdichas
botellas vacías de equilibrio
paraísos angelicales monocolor
desvaríos del corazón monocordes
beodos en las penumbras
fantasmas sobre los pasos
infantiles recuerdos
reprimidos sentimientos
colores entumecidos por la luna
infiernos estridentes y multicolor
descansos del desasosiego
regresos al silencio de algún futuro
futuros vividos en el pasado
vidas disfrazadas de encanto...

siembra la noche
sobre ausencia de guión.




© Daniel Moscugat, 1998.
© La paradoja del salmón (inédito).
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