Published abril 05, 2017 by

Sueños de la realidad geométrica



Desde el crepúsculo presentía la llegada.
Postrado ante una desnuda mesa,
cátedra acomodada inútilmente,
recuerdo incomparables paisajes
abrigado de entelequias insospechadas,
amortajado en desidias,
abigarrado en deseos:
al paseo de mi desdicha,
al recaudo de insolentes pensamientos,
al presidio de barrotes cristalinos,
al traqueteo de un trayecto sin retorno,
al reposo del pétreo silencio,
al amparo de una luz mate…

Todo se resquebraja por una nueva brisa
por donde penetra la luz,
desconcierto indisoluble de amenaza
retorciéndose en la mortaja de la piel,
acabando en estallido esa gravidez
dejándome desnudo
                               cobijado en su presencia.
Todo se vuelve silencio, todo se trunca
empañado quizá por las esquirlas
que rozan la nada al desgranarse
golpeando los cascabeles de mi sombrero tricolor,
cayendo sobre la nada
y silbando en su roce con el silencio;
(bufón inútil y parco en palabras...)
algo me empuja a un mundo sordo, mudo, inmóvil…
aunque nunca ciego.

Todo se nubla de noble niebla:
contemplando el firmamento
recibo el regalo de una cascada
                                                 de caracol sombrío,
bañando la realidad geométrica
ante mi presencia
                            detenida...

Sombrío fuego, calor de ensoñación.
Un par de gotas teñidas de luz crepuscular.
Una suave bocanada de flor.
Un cisne asomándose al destemplado cielo.
Mullidas almohadas para las lágrimas.
Amatista en el alma y equilibrio del horizonte.
Suave yugo para las curvas.
Ralas caracoladas de negro fuego.
Alimento para el hambriento al caminar.

…y desolado porque llega la noche
con sus sombras y sus recovecos
y sus desdichas y sus múltiples sueños.

Para dormir me enfundo el pijama,
desaliñada estupidez de bufón,
que no puede por más que rendirse
ante la insistencia del corazón
de cubrir la apesadumbrada testa
con el desenfado de un sombrero tricolor
de sonoros cascabeles dorados
para que aligeren y espanten la ensoñación
y nunca más cerrar los ojos,
esperando el encuentro de la no ficción
que a veces abraza la geometría.

Reviviendo el empañado vacío
de esas esquirlas que rozaron la nada
silbando a mis oídos aquella canción
me esperan la geometría y el silencio:
crápula del arte y bufón en el amor.






© Daniel Moscugat, 2014.
© La paradoja del salmón (inédito).
® Texto protegido por la propiedad intelectual. 

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