Published octubre 15, 2018 by

Cenizas del tiempo malgastado










Quemo la vida con la brasa
de un cigarrillo huérfano
y un ojo diamantino
me contempla insolente.

Una quemadura más, me pide,
acentúa mi ceguera infame
riéndose de mí.
Carcajadas de pirata tuerto
eclosionando en mi corazón
la pupación de su paciencia.
Y yo, que soy crédulo
y devoto de la existencia,
consumo mentiras por cada argucia,
empañadas de cenizas del tiempo malgastado
…siempre.

Pasan las horas
y no me resisto a zaherir
su sigilosa aquiescencia
quemando los minutos
a la espera de que cierren las heridas.

Otro cigarrillo empañará los minutos
de cenizas olvidadas
y más sonrisas provocadas
y más miradas de ciega infamia
y más cicatrices estériles
y más mentiras consumidas:
la madrugada o las horas
seguirán implorándome castigo
y seguiré creyendo que mis heridas
sólo son realidades fraudulentas
que ese ojo diamantino
acoge en su comprensiva mirada,
hasta que la paciencia del cenicero
reviente en mil esquirlas
y el roce etéreo de sus cenizas
me queme, como una herida
que ya no sangra.


(Inédito, 2001)




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© Daniel Moscugat, 2018.
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