Published enero 15, 2018 by

15 de Enero (II)









Cada vez que imagino el abismo de tu ausencia
me domina el tormentoso vértigo de la ansiedad
que amaina cuando ríes y cuando lloras,
cuando bailas y me guiñas un ojo;
cuando te enfadas o cuando te distraes...
Se diluye en la sangre del sol cuando sueñas despierta
y cuando despiertas del sueño;
en la brisa de tu respiración,
cuando te mueves o cuando descansas,
cuando te dispersas, cuando pareces ausente...
¡cuántos disfraces impregnan el pincel de tu sonrisa!

La última palabra es la premisa inicial
para un poema que reivindica tu presencia
y la primera de las mías para buscarte
en cada ínsula de memoria.

Este olvido de poema no es perfecto, lo sé;
porque acaso hay mayor perfección
que tu sonrisa reventando en mil acrílicos
impregnando de matices abigarrados tus lienzos,
que iluminan los recónditos escondrijos
de cada charco del camino que deja tras de sí
la tormenta vertiginosa de la ansiedad.
Sólo deseo que sigas pintando
el abismo imaginado de tu ausencia
con los matices cotidianos de tu sonrisa,
para que esas manchas siempre sean testigos mudos
en el lienzo de mi memoria
cuando quiera contemplarte y no te encuentre.



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© Daniel Moscugat, 2018.
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